No llegué a su apartamento planeando atarla a su cama y tomarla.
Un traficante de armas ruso no necesita a una inocente maestra de escuela.
Debí haber hecho lo que había venido a hacer y me hubiera marchado, pero cuando abrió esos preciosos labios rojos y amenazó con gritar, supe que estaría gritando mucho antes de que yo terminara con ella.
Gritando por mí.
No sólo voy a tomarla. Voy a apoderarme de todo su mundo.
Dónde vive. Lo que come. Donde trabaja. Cada una de sus respiraciones estará bajo mi control.
Llámalo obsesión.
Llámalo depravación.
Me importa un bledo... mientras la llame mía.
Mil gracias a KBS & LSD!
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